El Pepenador de Plomo

Me preparo con mis botas de hule, las bolsas de plástico que uso solo cuando llevo mis zapatos finos al trabajo, una gabardina o una chamarra larga que me cubra completamente—de preferencia de latón—y con mi paraguas magnético para salir a la calle y atrapar tantas balas como pueda, esperando que no me maten, para vender el plomo de vuelta y esperar a que salgan más balas y repetir lo mismo hasta que muera.